Hace unos días mi compañero Nazario me cedió un libro, seguro conocido para muchos, que se titula Practicas de Tiro de Combate para la Policía de Paul B. Weston, en su primera edición de 1960. Sí han leído bien 1960. Dicho libro trata de los entrenamientos que por aquel entonces se realizaban para los agentes del FBI, cuya dotación era el revolver. Se realiza un estudio de los revólveres punteros de la época y se hacen una serie de recomendaciones para su porte, uso y mantenimiento. Ni que decir tiene, que muchas de las técnicas y procedimientos de entonces, están obsoletos, pero considero que siempre es bueno leer el antes para conocer como se ha llegado a lo que ahora tenemos.
Pues mientras me encontraba enfrascado en dicha lectura, he podido observar como los modelos punteros de entonces no distan mucho en diseño y características a los que hoy podemos encontrar en el mercado, si bien la tecnología empleada en su fabricación, los materiales y demás factores hacen que en la actualidad nos encontremos revólveres más ligeros, mas pequeños y con mejores prestaciones.
Para mi los “2 pulgadas”, como así son conocidos por muchos usuarios a los revólveres de pequeñas dimensiones, dado que la longitud de sus cañones ronda esa medida, son una buena elección, en manos entrenadas, por distintos motivos, si bien hoy en día, se ven superados por la gran variedad de pistolas de pequeñas dimensiones que nos podemos encontrar.
Muchas veces los propios instructores caemos en el error de querer asemejar un revolver a una pistola subcompacta, y me explico. No se puede comparar un revolver por ejemplo un Smith & Wesson modelo 637 Airweight con una pistola Glock 26 o una H&K P2000 SK, bien por la cantidad de munición o por la velocidad en la recarga, pero si podemos equiparar este revolver a pistolas Back Up o último recurso como la Kahr Pm9, la Ruger LCP, la NAA Guardian o incluso a la Walther PPS, en la que un revolver podría obtener ventajas en tanto en cuanto a su simplicidad de manejo y a las escasas interrupciones que presentan, y que dichas pistolas no presentan mucha mayor capacidad de munición a la de un revólver.
Con todo ello no quiero decir que yo sea más partidario de los revólveres que de las Back Up o de las Subcompactas, pero si he de decir, que como desde hace unos años poseo un Astra 250 de dotación, me he acostumbrado a portarlo en diversas situaciones, y sobre todo a entrenar con él, los desenfundes desde oculto-bolsillo-tobillera, las recargas, el control en secuencias rápidas de disparo, etc, como se debería realizar con cualquier arma con la que trabajemos o que habitualmente portemos.
Los revólveres de Doble Acción que en los años 50 o 60 se empleaban, no distan mucho de lo que hoy conocemos, dado que su composición mecánica es simple, es decir, se tiene que componer de un sistema que al presionar el disparador haga girar el cilindro la fracción correspondiente de vuelta al número de recámaras que tenga (es decir si tiene seis recámaras lo hará 1/6 de vuelta, si tiene cinco 1/5), a la vez que armamos el sistema de disparo y liberamos el martillo o percutor en el momento en que la recámara con cartucho que tengamos intención de disparar se encuentre alineada en el eje cañón - percutor.
Los revólveres de la época mas evolucionados eran los Smith & Wesson en sus famosos modelos Centenal, BodyGuard y el Chiefs Special. Por el contrario Colt tenía los modelos Detective Special, Agent y Cobra.
En España muchos de estos modelos han sido famosos entre los ahora veteranos de nuestras fuerzas de seguridad, si bien aquí éramos más partidarios de unidades de fabricación española de las casas Llama y Astra. Quien no conoce los Llama “Special” o los Astra “Cádix” o “250” o “680”.
Hoy en día los materiales y los procesos de fabricación han evolucionado mucho, y podemos encontrarnos modelos de aleación de aluminio, con tambores de acero inoxidable, o incluso titanio, lo que permite que revólveres de estas dimensiones puedan disparar los .38 +P, e incluso el .357 Mágnum. Éste último calibre es desaconsejado por mi, para gente que adquiere el revolver y se lo echa al cinto con nulo o escaso entrenamiento, dado que en las secuencias de disparos rápidos se vuelve incontrolable en manos inexpertas.
Desgraciadamente tampoco podemos encontrar en la actualidad modelos de la casa Colt (no siendo en el mercado de ocasión), debido a que la producción del “Cobra” cesó en 1986, y digo desgraciadamente, porque eran unas magníficas armas.
Antiguamente era habitual encontrar “2 pulgadas” a los que sus usuarios les habían esmerilado la espuela del martillo, o incluso a colocar suplementos al armazón para su ocultación, si bien desde la aparición de los modelos 40 y 42 de Smith & Wesson, con su martillo oculto, este extremo queda solucionado, siendo dichos revólveres de doble acción. En la actualidad dichos modelos se han visto relegados por los ligerísimos 340, 442, 638, 640, 642, 649 todos ellos en Small Frame (J) con distintos accesorios, como miras en fibra óptica o punteros láser integrados en sus cachas.
Uno de los revólveres más actuales y evolucionados es el nuevo Smith & Wesson Body Guard .38, fabricado en aleación de Aluminio, con polímero reforzado con acero, y cilindro de Acero Inoxidable con revestimiento PVD. Asimismo dicho revolver incorpora un puntero láser INSIGHT® integrado.
Con todo lo anterior intento hacer una breve reflexión sobre los revólveres de defensa, lo que ha habido y lo que hay, sus ventajas y sus inconvenientes, pero he de decir que soy más firme partidario de una pistola de pequeñas dimensiones, que de un revólver, pero desde aquí, dirigiéndome a los propietarios de ambos tipos de armas, solo me queda reproducir algo que lei en una ocasión “ENTRENEN, ENTRENEN de tal modo que el arma se convierta en una prolongación de su brazo, y allá donde señale con su dedo, se dirijan sus impactos”.